jueves, 28 de agosto de 2008

Una mañana

Se despertó.
Como pudo se levantó
y fue hasta el baño.

Abrió la canilla,
se mojó la cara con agua fría.
Se rió. Cerró los ojos.

Recordó: la noche.

Unas caras, un vaso,
ruido; unos amigos,
otro vaso.

La puerta;
un poco de aire.
Un viaje.

Las llaves; otra puerta.
La cama.

Se levantó, caminó hasta el baño.

Se mojó la cara.
Manoteó la toalla
y se secó la sonrisa.

martes, 5 de agosto de 2008

Misterio y Miedo de la belleza

¿Cuándo algo es bello?, es una pregunta que muchos se han hecho desde el principio de todo esto, que algunos llaman humanidad.
La belleza de un objeto o Ser es subjetiva; algunos hablan de lo exterior, otros de lo espiritual o interior. Es un tema complejo y desafiante.
Quien esto escribe cree que la belleza genera en los otros, dos sentimientos que la distinguen: el misterio y el miedo.
Trataré de explicarme, con un ejemplo.

Para los hombres no hay algo más bello que una mujer.
Esa mujer cuya belleza no se explica, que muchas veces nos arranca esa pregunta que no tiene respuesta: “¿Cómo puede ser tan linda?”
Esa pregunta parte de ese encanto que genera la existencia de esas mujeres que nos hacen la vida más llevadera. Por eso habló del misterio que genera la belleza.
Por otro lado, una mujer bella tiene poder, a veces demasiado, sobre nosotros. Y ese poder genera miedo.
Cuando nos enamoramos de una mujer hermosa sabemos que podemos terminar lastimados y eso sólo depende de ella. La belleza nos muestra nuestra debilidad.
Estos dos sentimientos que despierta la belleza de una mujer se pueden trasladar a cualquier objeto o Ser, desde una obra de arte hasta un niño. Píenselo.

La belleza nos cuestiona, nos pone en crisis y luego llega un cambio. No se puede evitar.
A pesar que el misterio y el miedo puedan tener una connotación negativa, imagínense un mundo sin belleza. Pobre de él, pobre de nosotros.