Somos los Niños

“Polín” nos mira, nos habla sólo con esa mirada a cámara: “Ustedes tienen la culpa”, parece decir. Y es imposible no sentirse herido.

“Crónica de un niño solo” (1965), es la primera película de Leonardo Favio y “Polín” es el nombre del protagonista-niño.

La Mojigata (murga uruguaya) en su espectáculo 2010 “Ser o no Ser, pero en joda”, se pregunta “¿Niños o Menores?” y le da a los padres algunas pistas para que puedan averiguar qué son sus hijos:

“Los que piden un triciclo para reyes
¿Qué son? Son los niños
Los que piden una moneda en la calle
¿Qué son? Son menores

Los que juegan con juguetes de colores
¿Qué son? Son los niños
Los que hacen malabares con limones
¿Qué son? Son menores

Los que luego de la escuela hacen deporte
¿Qué son? Son los niños
Los que juegan a las barbies en vez de al fútbol
¿Qué son? Medios raros… ¿entonces?
Son menores”

En el final del cuplé, el mejor del carnaval pasado, una voz dice: “Señores, estos no tienen edad, estos son una polilla en el ropero de la sociedad, una piedra en el zapato del obrero, llegaron de una nave espacial y nada tiene que ver con ellos el maltratado pueblo oriental… ¿nada tiene que ver con ellos el maltratado pueblo oriental?”.

A mediados de la década del 60 y en el 2000 también, los niños incomodan a la sociedad.

Favio en su película cuenta la historia de un niño que pasa por la sociedad, no se integra, no lo integran. Es peligroso, mejor tenerlo lejos.

Ese discurso sigue hoy vigente.

Hace unas semanas “Pepito” Cibrián nos cuestionaba “¿Qué quieren niños en las calles o adoptados por una pareja homosexual?”. Nos quedamos sin respuesta, en un silencio incomodo.

La Asignación Universal por Hijo es una medida que no recibe grandes críticas, es un buen principio, pero no alcanza. Nosotros debemos cambiar. Nuestra conciencia crítica es la que debe crecer y fortalecerse. No es fácil, no será mañana. Pero es urgente.

Los niños deben tener las mismas posibilidades de desarrollarse, de que puedan construir su futuro, sus circunstancias sociales no pueden ser las que limiten su crecimiento.

Leonardo Favio y La Mojigata nos invitan a reflexionar sobre lo que somos. Hacen de la critica una forma del arte.